El sábado 5 de mayo a las 20:30 hs., en Casa de la Cultura (25 de Mayo 734. Gualeguaychú) Gente de Letras presenta Homenaje al poeta Pablo Díaz.
Pablo Díaz nació el 14 de diciembre de 1901 en el distrito Talitas Dpto Gualeguaychú en un campo perteneciente a sus abuelos paternos, Santiago Díaz y Juana de León. Entre sus ascendientes maternos hay oficiales del ejército de Urquiza, quizás por gravitación de esa noble tradición se refleja en su poesía un canto a la libertad de la patria.
Casi toda su existencia transcurrió en La Estancia La Cruz sobre el río Gualeguay, su contacto vegetal tiene la costumbre de la tierra y cuando se adentraba en lo tradicional una severidad de respeto lo poblaba hasta perderlo en un júbilo de ponchos y tacuaras dónde resplandecía su fibra gaucha, el afecto a todo lo nuestro y todos los valores que dan sentido superior a la vida. Amó la poesía criolla, la música nostálgica de las guitarras, la camarería fraterna de los fogones, junto al enorme ombú de su estancia en los ceibales, en los arroyos del Gualeguay. Por allí pasaron Eufemio Muñoz, Daniel Elías, Díaz Usandivaras, Eduardo Villagra, Carlos Echazarreta y otros tantos artistas de la época.
Solía convocar en su estancia a gente de teatro, guitarristas, recitadores, allí les ofrecía su proverbial generosidad, organizaba verdaderas peñas en la que él mismo encarnó el papel de criollo auténtico. Quienes han incursionado en la poesía tradicionalista con dominio de la naturaleza. Como Eufemio Muñoz, Daniel Elías y Pablo Díaz pertenecen a las entrañas mismas de Entre Ríos.
Su simple estilo tiene el sello de lo que podría considerarse como tendencia. Escribió así lo sabe bien la gente de su tierra donde su alma hecha pájaro ha quedado vibrante en su recuerdo. Nos dejó su libro “Brasas de ñandubay”. Editado el 28 de julio de 1958, versos montaraces y chúcaros como el los llamaba, pero jugosos como los higos de sus esteros.
Ahí está él vibrando como una vara de sarandí en la correntada de un arroyo. Seguidor apasionado de la tradición nacional, entendida, sentida e interpretada por el cauce que trazaron aquellos arquetipos de raza que se llamaron Joaquín V. Gonzalez, Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones Rafael Obligado y Martiniano Leguizamón.
Pablito Díaz vivió en el rescoldo de sus fogones criollos dorando el alama en su monte, su pago, su arroyo, su tierra fueron para el nidales de ensueños. Julio Díaz Usandivaras en el prólogo dice: “Pablo Díaz ha producido versos que reflejan la auténtica realidad de nuestros campos.” Contrajo Matrimonio con María Martinolich y tuvo un único hijo, Carlos Alfredo “Pirincho” Díaz. Publicó en el diario El Argentino y en la revista “Nativa” de Julio Díaz Usandivaras.
En palabras que oportunamente enviara a don Delio Panizza, el Poeta de Montiel expresa: “..mis versos carecen de valor, si algo me decidió a escribirlos fue únicamente porque queriendo tanto este suelo ….los recuerdos dormidos entre los terrenos de mi pago, tiene para mi gusto dulzor de macachines y una orden que viene de lejos, quizás de mi sangre, me motivó a que los aflorara. Puñado de sensibilidad somos los hombres, mañana cuando nos vamos que algo nos recuerde.”
El 23 de abril de 1959 se apagaron sus Brasas de Ñandubay, pero su espíritu luminoso y lírico como una rodaja de sus propias espuelas arrojada al cielo, está allá, confundido entre las estrellas.
Carlos Alberto Galguera
+Info: http://rinconpoetasgualeguaychu.blogspot.com.ar/2015/03/pablo-jose-diaz.html