«La fiesta más linda del mundo» que fue furor en aislamiento volvió a las pistas para seguir entreteniendo a miles y miles de personas no solo en Argentina. Hay Bresh para rato.
La Bresh fue creada por un grupo de amigos y amigas en el invierno de 2016 en la ciudad de Buenos Aires con la misión de armar un nuevo tipo salida nocturna con los valores de las nuevas generaciones, para promover un ambiente de libertad colectiva. Las primeras fiestas se hicieron para 450 personas… pero en menos de un año ya se había triplicado la cantidad de público. Con su crecimiento, esta fiesta se convirtió también en un lugar de encuentro para artistas, raperos, influencers, actores y personalidades destacadas de la nueva generación a lo largo y lo ancho del país, y a partir de 2019 se extendió a otros países como Uruguay y Ecuador. Hasta febrero de este año se realizaron más de 170 fiestas con un total de 243 mil asistentes.
Con la pandemia, la BRESH se adaptó a la necesidad de aislamiento social y realizó durante más de seis meses ediciones virtuales con acceso libre y gratuito a través de transmisiones en vivo, logrando una audiencia de aproximadamente 850 mil visualizaciones con un pico de 83 mil vistas en simultáneo en el momento más estricto dela cuarentena. La BRESH se colocó rápidamente en el puesto 1 en tendencias en Argentina de Twitter y se consagró como la fiesta más popular del país y las redes sociales en su nuevo formato digital. Incluso ha llegado a ser muy exitosa en Paraguay, Chile y México, además de alcanzar notoriedad en diversos rincones del mundo, incluyendo países europeos.
La fiesta volvió a la presencialidad y G7 estuvo ahí para vivir la experiencia. Charlamos con La Tana Fiorucci, DJ de Fiesta Bresh.
¿Cómo comenzó tu vínculo con la música?
Quizás me podría remontar a mis doce años, cuando a los doce años ponía música en los cumples con mi mp3. En 2020, con la cuarentena, hubo un despertar y me animé a tirar unos temas en la Bresh. La fiesta nos da la oportunidad de ser multitasking, probé y me divierte mucho.
En una nota salió que La Bresh nace para generar un espacio distinto ya que no se sentían cómodos en la movida de la noche, se sentían juzgados, ¿a qué se refiere eso?
La Fiesta surgió sin saber a dónde iba a llegar, de una manera muy casual, pero queríamos aportar nuestro granito de arena para que cambien las cosas en la noche como, por ejemplo, el derecho de admisión, o la posibilidad de escuchar otras cosas además de cumbia y reggaeton. En muchos lados, si estás con zapatillas, con kilos de más, sin maquillarte, sin un vestido bien corto, no se puede entrar. Nosotros como organización nos mostramos, damos la cara, tratamos bien, queremos sacarle una sonrisa a la gente. Estamos convencidxs de que se pueden hacer las cosas bien.
¿Cómo nace, cómo se forma la enorme comunidad que tienen hoy en día?
La palabra comunidad es la esencia que engloba esta secuencia. El hecho de haber sido creada por amigos y amigas, y que todas las personas que trabajan en la Bresh ante todo tienen buen corazón, somos un grupo humano del cual estamos orgullosos, es un lujo tener esta estructura. Logramos transmitir eso y por eso la fiesta creció como creció, sin perder el núcleo de la amistad, esa esencia. De eso se trata este nuevo paradigma: hacer las cosas bien, de otra manera, con gente sana que quiere divertirse.
¿Cuáles fueron los desafíos de hacer La Bresh en formato digital?
El mayor desafío fue habernos convencido a nosotrxs mismos que realmente podíamos hacer eso y que la gente se iba a divertir igual. A principios de marzo, antes de que se decrete el aislamiento obligatorio dimos de baja las fechas que teníamos programadas. Luego, ya en cuarentena, tras una crisis emocional tremenda, probamos los vivos. En el primero logramos 24 mil personas, algo que no nos imaginamos jamás. Haber podido trasladar lo presencial a lo virtual fue el primer reto y pasar música para un público invisible fue un gran desafío personal.
¿Y la vuelta a la presencialidad?
Fue nuevamente adaptarse y convencerse que podíamos hacerlo. Decidimos hacer las cosas bien para que las personas puedan seguir disfrutando de una fiesta, en este caso La Bresh, cada uno en su burbuja, sin tocarse, con capacidades reducidas.
También llegaron a otros países.
Es un orgullo ver cómo crece La Bresh, nos sobrepasó, es un monstruito que va creciendo y alimentándose, y cada une de les que participamos, sentimos orgullo por haber llegado a lugares como Estados Unidos, Ecuador. Sabemos que tenemos un producto muy bueno, pero siempre vamos avanzando con humildad.